viernes, 23 de noviembre de 2012

Contracorriente



Cuando era niño, me gustaba mucho el kayakismo. Muchas veces me tocaba hacerlo contra el corriente del río en mi ciudad natal. Me acuerdo que tenía que tener mucha paciencia. A veces parecía que el kayak no se movía. Pero si descansaba un momento era asombroso con que rapidez iba hacía atrás.

Años más tarde, me apunté al kung fu. La sensación es parecida. Puedes entrenar bien sin tener mucha sensación de avanzar. Pero si dejas de ir a clase o de practicar la primera forma unos días, es asombroso con que rapidez vas hacía atrás.

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